Al igual que Einstein opino que la
fuerza más poderosa del universo es el amor. Es capaz de vencer
cualquier barrera por eso he decidido enfocar este reto con otra
perspectiva.
Hoy es un “día bisiesto” aunque
tengo el horrible presentimiento de que poco a poco acabarán siendo
llamados “días eclipses” ya que se demoran más al llegar y son
igual de efímeros (tú ya me entiendes).
Seré breve por que me faltan palabras,
tiempo y memoria para agradecerte todo lo que llevas haciendo por mi
estos sesenta y seis años, especialmente los cinco últimos.
Me he levantado como de costumbre pero
eso sí con un hambre de perros y al lado no me han podido faltar las
dos rosquillas de cada día, me cuesta metérmelas en la boca por que
no sé ni como sabrán. Que ironías tiene la vida yo olvidando el
sabor de lo que más me gusta y tú recordando cada mínimo detalle.
Después me he vestido, me ha llevado
media hora encontrar el cajón de los calcetines pero un caballero se
viste por los pies, ya conoces mis manías. Estoy escribiéndote esta
carta ahora pero no paro de pensar en seguir haciendo el servilletero
de mimbre para que no me den las doce de la noche y te quedes en este
San Valentín con las manos vacías, aunque a las mías les cueste
cada día más tejer y seguir por el último trenzado correspondiente
(que haría sin el lacito rojo que me pones para que no pierda el
ritmo de un día para otro).
Tú que has sido mi norte cuando he
estado perdido, que me has reconocido cuando todos los días veo en
el espejo a un desconocido que ni se soporta, me has calmado cuando
no me acordaba ni del por qué de mis rabietas, que me has dado a dos
hijos maravillosos de los cuales me enseñas vídeos y fotos para que
no les olvide sabiendo que un día solo seré un cacho de carne
deambulando sin recuerdos ni historias que contar, yo que siempre te
he dejado la puerta abierta y tú nunca te has marchado.
Nunca imaginé llegar a ser el amor de
la vida de alguien pero ese día cuando los doctores me detectaron
esa enfermedad del olvido, de la que nadie habla y a la cual todos la
tienen miedo, noté en tus ojos otro tipo de brillo, María, por que
me olvidaré hasta de mi pero esa mirada se quedó clavada. Ilógico
como un viejo puede volverse un niño ahogado en su propio llanto al
saber que todo en su cabeza morirá, pero si de algo estoy seguro es
de que este amor perdurará siempre.
Gracias por ser mi compañera de vida y
de batallas pero sobre todo, por ayudarme a superarlas.
Estoy cansado y la enfermera ha
llegado, dice que me toca la pastilla de la mañana además de que me
va costando hacer memoria, tendré que dejarlo aquí y continuar
cualquier otro día.
María el amor es un pacto de dos,
aunque haya ciertos días en los que ni te reconozca y te encuentres
sola, aprovecho este “día bisiesto” para recordarte lo muchísimo
que te quiero.
No soy nada ni mucho menos nadie , sin
embargo, contigo lo tengo todo... no me acuerdo del color de tus ojos
en este instante pero ese brillo que desprenden es más potente que
el alzheimer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario