REY TERREMOTO

Aquí estamos de nuevo una semana más con otra entrada semanal en la cual realizaré una mención especial a una de las casualidades más bonitas que me ha dado Cáceres.

Le conocí en la semana de novatadas y la primera impresión fue malísima ya que era de estas personas que están constantemente gastando bromas y yo soy de las que las hacen pero no soporta recibirlas. Me enteré de que era mi vecino, de hecho teníamos la misma casera y estábamos puerta con puerta.
A medida que pasó el tiempo nos fuimos conociendo más y más. Estuvimos juntos en todas las fiestas, se venía a mi casa a comer, compartimos momentos...nos volvimos inseparables.

Quien diga que la vida universitaria es la mejor, tiene razón en partes ya que es una experiencia nueva y los que somos de fuera la tenemos que afrontar solos por que nuestra familia y amigos están en nuestras ciudades. Nos tenemos a nosotros mismos y a unos cuantos conocidos que poco a poco se convertirán en amigos, pero en este caso él se convirtió en mi hermano, en mi mitad, en la media naranja en la cual yo no creía, en mi mejor amigo, mi confidente...

Nunca imaginé que tendría un alma gemela y mira por dónde la he ido a encontrar aquí. No puedo estar más orgullosa de que forme parte de mi día a día y de poder contar con alguien tan grande como lo es él. Es el que me saca una sonrisa cuando me hace falta y el que se preocupa como nadie, el que con una mirada me entiende y al único que con un tal solo un gesto no necesita palabras.

Sé que leerás esto y quizá te sorprendas por lo refunfuñoña que puedo llegar a ser a veces contigo ya que constantemente te estoy haciendo de rabiar, sé que esto está pareciéndose al Diario de Patricia pero quiero que sepas que aunque te lo diga muy poco, te quiero muchísimo.

Me faltan años para agradecerte todo lo que has hecho por mí en tan solo unos meses, por estar en las malas y convertirlas en buenas, por entenderme tan bien como tú solo sabes y por ser ese rey terremoto revolucionando todo aquello por donde pasas.